COLUMNA

MÉXICO NO VIVE DE POPULARIDAD

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Alberto Peregrino

Como ya lo hemos comentado, ya se han cumplido cuatro años que asumió la presidencia Andrés Manuel López Obrador. Un mes más si consideramos su primera decisión, cancelar el aeropuerto de la Ciudad de México, o tres, si fijamos como inicio de su gobierno la instalación de la LXIV Legislatura, en la que su coalición tenía más de 60 por ciento de las curules, a pesar de haber obtenido menos de 45 por ciento de los votos.

En cualquier caso, conviene revisar estos años, considerando que ya poco podrá hacer esta administración en lo que resta.

De nadie es un secreto que en México no vamos a vivir felices y tranquilos con el solo hecho que nuestro gobernante sea popular, por así decirlo, no, no vamos vivir de eso, sino por el contrario, seguiremos estancados e intranquilos al ver pasar los días, los meses y los años y seguimos en la misma o hasta peores que antes. Y no lo digo yo, sino miles de mexicanos que día a día enfrentan la triste realidad.

Porque igualmente, todos sabemos que en estos cuatro años que Morena y el presidente celebran, la economía no ha crecido nada, sino que le falta poco menos de medio punto porcentual para recuperar el nivel que tenía antes de este gobierno. La inversión, sin embargo, ha caído un 10 por ciento, iniciando con la cancelación del aeropuerto, mientras que el consumo ha crecido 3 por ciento.

Todo este crecimiento del consumo ocurre en los bienes importados, porque lo nacional, bienes y servicios, no ha crecido nada en estos cuatro años. Este fenómeno, en el que la actividad económica general y el Producto Interno Bruto (PIB) crece más que la demanda interna es algo propio de economías en malas condiciones, al extremo de que los últimos cuatro años, en este indicador, sólo pueden compararse con lo ocurrido alrededor de la crisis de 1995.

De los tres proyectos que el Presidente decidió lanzar, sólo el aeropuerto de Santa Lucía ha entrado en funcionamiento y eso que, a medias, porque carece realmente de vuelos que lo mantengan en alto para atraer más turistas y con ellos más ingresos a nuestro país. Es decir, el aeropuerto sigue con las mismas dificultades de cuando inició operaciones por su lejanía y falta de accesos, ha logrado llegar a 6 mil pasajeros diarios.

Eso representa cerca de 4 por ciento de los 140 mil que utilizan el aeropuerto de siempre, en el que además hay un gran movimiento de carga que, desafortunadamente, no se ha movido al Felipe Ángeles. Dos Bocas no se ha terminado de construir, y posiblemente no se termine en este sexenio, y lo mismo ocurre con el Tren Maya.

Duele decirlo, pero en ambos casos, hay un grave daño ambiental, más allá del dispendio en obras que no tendrán mayor impacto en el desarrollo nacional. Las tres fueron ocurrencias sin planeación, estudio o un fin diferente de cumplir sueños presidenciales.

Línea de entrada

Respecto a estos sueños, parece que el caso más dramático es el sector energético. A la llegada de López Obrador, Pemex producía 1.7 millones de barriles diarios; ahora produce 1.5 millones. Gracias a su decisión de incrementar la refinación, hoy se produce más combustóleo que gasolina en el sistema nacional.

Línea de salida

Con todo y lo relevante de la economía, creo que el principal daño ha ocurrido en el sector salud, al que más de 25 millones de personas perdieron acceso, por la decisión de cancelar el Seguro Popular. El Insabi, un absurdo que pensaban que podría reemplazarlo, fue un fracaso, mismo destino que le espera al IMSS-Bienestar. La destrucción del sistema de abasto de medicamentos, la cancelación de guarderías y estancias para mujeres, así como la irresponsabilidad frente a la pandemia, se han llevado cerca de un millón de mexicanos que no debieron morir. ¿Usted qué opina? Por hoy es todo, nos leemos en la próxima Dios mediante.