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Niña de 2 años celebra que ya no tiene una “marca de Batman” en la cara

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AGENCIAS

Luna Tavares-Fenner, la pequeña niña cuya imagen hace unos meses le dio la vuelta al mundo porque tenía una peculiar marca de nacimiento en el rostro en forma de Batman, hoy por fin puede celebrar que ésta desapareció, pues fue operada con éxito para removérsela.

La niña, de dos años, tuvo que viajar de su natal Florida, en Estados Unidos, a Rusia para recibir un innovador tratamiento fotovoltaico que poco a poco fue reduciendo la marca que le cubría parte de las mejillas, la nariz y los párpados. La cirugía final fue en la ciudad de Krasnodar y esta fue un éxito, a decir de los especialistas.

Gracias a esta terapia pionera en Rusia y que aún no está disponible en Norteamérica, se evitó que en un futuro Luna pudiera padecer cáncer de piel, dijeron los doctores. The Mirror precisa que Pavel Popov, médico que atendió a la niña, contó que tras el tratamiento, ella misma dijo “Mi mancha negra se ha ido, ¡ya soy una princesa!”.

Este innovador proceso médico estuvo dividido en seis sesiones y no es invasivo, pues sólo se vale de médicamentos especiales llamados agentes fotosensibilizadores, que se combinan con luz para eliminar células cancerosas, el cual puede aplicarse por dos vías, directamente en la piel o a través del torrente sanguíneo, de acuerdo con información de la American Cancer Society.

Luna necesitará más cirugías

Aunque la terapia fotovoltaica logró remover la marca de nacimiento que parecía máscara de Batman, no significa que la intervención con Luna haya terminado. Si bien concluyó la “parte médica”, a partir de enero la pequeña de dos años requerirá de tratamiento estético para corregir las cicatrices que quedaron.

“Dejemos que Luna descanse y más adelante, nuestro objetivo es asegurarnos de que no tenga ningún complejo cuando llegue a la edad en la que esté preocupada por su apariencia”, explicó su médico, quien está seguro que cuando todo el proceso termine, éste tendrá grandes resultados.

Luna viajó a Rusia con sus papás, Carolina, y Thiago, quienes lanzaron una campaña de recaudación para juntar los miles de dólares que requerían para poder trasladarse a dicho país y recibir el tratamiento en Krasnodar; además, contaron con la ayuda de un donante ruso anónimo.