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Jesús Ramírez, más allá de la garra de Pumas

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Jesús Ramírez regresa el tiempo a los años 70: es una jornada de mucho calor en Ciudad Universitaria y Pumas juega su partido en casa.

Acompañado de su bandera, el pequeño Jesús acude al Estadio Olímpico, para ver al equipo de Leonardo Cuéllar, Héctor Sanabria y Bora Milutinovic, todos representantes de una filosofía: la de correr, buscar y pelear las pelotas divididas. Eso que llaman la garra puma. Y que hoy es la base de su proyecto como director deportivo, además de la identidad. El otro valor que aprendió a defender también desde pequeño.


“Si yo volviera a ser un aficionado, pagaría por ver a estos Pumas. Porque el equipo está transmitiendo lo que siempre fue: el correr, buscar y pelear las pelotas divididas. Eso que era vital y característico de su ADN. Una muestra de identidad. A veces pareciera que el resultado lo dice todo: perdiste, empataste, goleaste… pero un partido que termina 1-1 hoy es igual de satisfactorio que haber metido seis goles. Para pagar un boleto, quiero ver un equipo así”, señala, en entrevista con El Heraldo de México.


Chucho dejó de ser aquel pequeño que vestía la camiseta de Pumas. Y que después formó parte de una de las generaciones históricas del equipo, en su etapa como jugador. El futbol lo llevó por distintos caminos. Desde la Selección Mexicana Sub 17, con la que consiguió el primer campeonato del mundo (Perú 2005), hasta la dirección técnica y deportiva. Con él en los escritorios, el equipo auriazul volvió a ser líder, a debutar jóvenes de la Cantera y logró su mejor arranque de torneo en la última década (tres triunfos y dos empates).

AGENCIAS/EL EDÈN MX