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Asesinos seriales y violadores recibieron ayudas por covid-19: detectan fraude masivo en cárceles de California

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AGENCIAS

Asesinos en serie, violadores, abusadores de niños, traficantes de personas, criminales violentos… decenas de presos de California recibieron millones de dólares en ayudas por coronavirus, un fraude masivo que los investigadores consideran uno desfalcos más grandes en la historia de ese estado.

El desfalco, que preliminarmente se cree que podría superar los 1,000 millones de dólares, ha sido investigado por los fiscales de los condados de Sacramento, El Dorado, Kern, San Mateo y el fiscal del Distrito Este de California.

“Cientos de millones de dólares ya han sido desembolsados (…). Será uno de los mayores desfalcos en la historia de California”, advirtió en rueda de prensa la fiscal del condado de Sacramento, Anne Marie Schubert.

Alertados sobre solicitudes de desempleo presentadas desde las prisiones para acceder a los fondos liberados para paliar la crisis provocada por la pandemia, los investigadores descubrieron cientos de solicitudes a nombre de presos.

Para realizar muchas de las solicitudes se usaron los nombres, direcciones y números de seguro social reales de los reos para que se enviaran tarjetas de débito a hogares de todo el país, unas ayudas aprobadas para desempleados por la pandemia del coronavirus.

130 condenados a muerte recibieron ayudas
Entre los beneficiados por las ayudas por covid-19 figuran Scott Peterson, condenado por matar a su esposa e hijo no nacido: el asesino en serie Cary Stayner, que en 1999 mató a dos mujeres y dos niñas cerca de Yosemite y ahora está encarcelado, o Isauro Aguirre, condenado a muerte en 2018 por la tortura y muerte del niño Gabriel Fernández de 8 años.

También recibió ayudas el asesino en serie Wayne Ford, quien mató a cuatro mujeres antes de entregarse a la oficina del sheriff de California en 1998 con un seno amputado en el bolsillo.

Según los fiscales, las autoridades de California han pagado más de 420,000 dólares a unas 130 personas condenadas a muerte. Pero la cifra, calculan los investigadores, puede ser mucho mayor.