Internacional

Una “faja de parto” del siglo XV revela secretos de la Edad Media

COMPARTIR

AGENCIAS

El estudio de una “faja de parto” de la Inglaterra del siglo XV, cubierta de invocaciones e imágenes como un crucifijo, ha revelado los rituales practicados por las mujeres cuando daban a luz para protegerse de la muerte.

Se trata de un pergamino de piel de oveja, muy gastado pero bien conservado, señala este estudio publicado el miércoles en la revista Royal Society Open Science.

De 10 centímetros de ancho y más de tres metros de largo, la faja de pergamino se enrollaba alrededor del cuerpo de las mujeres a la altura del vientre para protegerlas, como si fuera un talismán, afirman los investigadores.

Gracias a una técnica de análisis biomolecular, un equipo de investigadores pudo detectar rastros de miel, leche, huevos y cereales, pero también de fluidos vaginales, lo cual indica claramente un “uso activo durante el parto”, explica a la AFP la autora principal, Sarah Fiddyment, del Instituto McDonald de Investigación Arqueológica de la universidad de Cambridge.

Es la primera vez que los investigadores demuestran que este objeto, conocido desde hace mucho tiempo, se usó realmente durante el embarazo y hasta el parto. En la época, las tasas de mortalidad neonatal de la madre y el niño oscilaban entre el 30 y el 60%, recuerda el estudio.

Este hallazgo aporta un testimonio físico de “primera mano” sobre la salud de las mujeres y los partos en un momento en que “los relatos de partos los escribían sobre todo hombres”, comentó el coautor Matthew Collins, de la universidad de Copenhague.

Su uso “demuestra que las mujeres practicaban rituales de alta precisión, combinando el hechizo de la magia con la protección religiosa”, según el estudio.

Las primeras parteras ofrecían amuletos, gemas y remedios a base de hierbas con ingredientes similares a los del cinturón (leche, miel…), según aparece reflejado en algunos manuales, lo que también demuestra que las mujeres tomaban estos tratamientos.

Las mujeres ricas eran las que más usaban los cinturones de pergamino, pero también de seda, hierro o piel de serpiente durante el embarazo e incluso se encargó uno para la esposa del rey Enrique VII (1485-1509), según el estudio. Con frecuencia la iglesia medieval los elogiaba, junto con otras reliquias y talismanes que decían que aportaban protección, una práctica que terminó con la reforma inglesa en el siglo XVI.