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Tras 4 años de obstáculos, primera pareja gay que se casó en BC adopta a un niño

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AGENCIAS

Hace más de dos semanas, Santiago, un pequeño de cuatro años de edad, llegó a casa de sus padres adoptivos, Fernando Urías y Víctor Aguirre, que hace seis años fueron el primer matrimonio entre personas del mismo sexo en Baja California.

Y aunque la familia ahora está completa, la lucha por la que tuvieron que pasar estos papás fue larga, ya que desde 2017 iniciaron el proceso de adopción, cuando regularmente el trámite se completa en sólo nueve meses.

“Pasaron más de 9 meses. El asunto es que nos tenían atorados en las pláticas psicológicas, pues de las 12 que normalmente se le hacen a un pareja ‘normal’, a nosotros nos hicieron hacer 36 terapias, por lo que desde ahí empezó a prolongarse el proceso […] al final, sabíamos que no había voluntad por parte del gobierno de querernos asignar a nuestro hijo, y de ser un proceso de 9 meses, pasó a ser de cuatro años”, expresó Víctor, padre de Santiago.

Fernando y Víctor platicaron a MILENIO cómo fue que a pesar de todo, nunca perdieron la esperanza de convertirse en padres y el apoyo emocional que recibieron por parte de familiares y amigos no dejó que su sueño se viniera abajo, aunque en ocasiones pensaban “tirar la toalla” y no seguir con el proceso. “Le buscaban, y le buscaban, y le buscaban.

Aprobamos los exámenes y nos lo volvían hacer y volvíamos aguantar y entonces esto se volvió muy desgastante, por momentos soltábamos la toalla, porque ya era demasiado tiempo.

Los familiares nos apoyaron desde un principio, por lo que nunca dejaban de preguntarnos cuándo iba a llegar nuestro hijo o hija a nuestra casa, por lo que con tristeza y un nudo en la garganta, les contestábamos que no sabíamos; que no sabíamos si nuestro sueño se iba hacer realidad”, sollozó Fernando.

Desde que iniciaron con el proceso de adopción, Fernando y Víctor remodelaron su casa, habilitaron un cuarto exclusivo para que cuando llegara su hijo pudiera tener todas las comodidades posibles.

Pero en el transcurso del proceso largo y silencioso, ese cuarto se fue empolvando, con las persianas cerradas y la luz apagada, pues el niño aún no llegaba a casa.

“Diario lo limpiaba, o le cambiaba las sábanas para que no las tuviera sucias cuando llegara. Que lo primero que viera fueran sus juguetes y su ropa limpia; una cama para él solito con unas colchas de caricaturas, no lo sé, Santiago era un pequeño tan esperado que se tenía que merecer todo cuando llegara a casa, pero mientras pasaba el tiempo, y que él no llegaba, me deprimía, y dejé de limpiar su cuarto para no recordar que este proceso ya era muy largo”, mencionó Aguirre.

Estaban en un grupo de más de 10 parejas, que al igual que ellos buscaban adoptar. Y durante esos nueve meses, la mayoría consiguió la asignación de un pequeño.

“Estábamos en un grupo de Whats, por lo que muchos de ellos subían la foto de los niños que iban asignándoles; nosotros muy positivos y contentos por ellos, porque ellos también se merecían esa alegría, pero llegó la penúltima pareja, antes de nosotros, nos enteramos que también les habían asignado a su pequeño, pero estos ya no lo presumieron por mensaje, creo que lo hicieron para que no nos sintiéramos tristes”, mencionaron.

Con todo esto, la pareja interpuso un amparo por irregularidades y omisión ante el DIF estatal; su abogado José Luis Márquez explicó que debido a la demora, la pareja acudió a él para exigir la resolución de su caso, porque desde 2019 la agencia estatal a cargo de las adopciones había notificado a un juez que el expediente ya había sido integrado y ahí se detallaba que Urías y Aguirre habían cumplido con los requisitos y que eran considerados viables para que se les asignara un menor.

“A nuestro hijo nos lo asignaron, pero nunca nos lo dijeron, no, nos lo comunicaron y quedó atorado dos años. Eso para nosotros generó una molestia, una molestia al saber que tu hijo desde hace dos años prácticamente te lo liberaron, en este caso la directora Blanca Favela no lo asignó, eso nos causó tristeza y molestia, pero bueno, los tiempos de Dios, son perfectos.

“Me da mucho coraje porque no nos dañaron a nosotros, si no que fue un daño a mi hijo, y a todos los niños que están ahí, porque imagínate que estés encerrado a la espera de una familia y que por los prejuicios de una persona aún ya teniendo la orden de salir, tengas que aventarte dos años todavía dentro del albergue, no más por los prejuicios de ella, es injusto”, recalcaron ambos.