COLUMNA

Vivir el presente

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Por: Julio Sarracino
Facebook: Julio Sarracino

Son las 00:16 hrs de hoy 27 de enero de 2021, me encuentro en el exterior del servicio de urgencias de un hospital público, entre ambulancias y las luces centelleantes de sus torretas, a cierta distancia de personas con rostros exhaustos, la luna justo en un plano cenital. Aquí donde vivir se hace urgente y el lenguaje silente, dónde las manecillas tienen una marcha lenta y el corazón se agita cada que llaman en voz alta a algún familiar. Aquí, sí aquí, reflexiono un tanto en la incapacidad -que en ocasiones también la hago mía- de vivir el presente.


A mediados de cada año, alrededor del mes de agosto, algunas tiendas departamentales en sus pasillos o en redes sociales inician la exhibición y venta de productos navideños, para finales de noviembre del año pasado se vendían roscas de reyes y posterior al 6 de este enero fugaz, ya había promociones, venta de productos y una innumerable cantidad de memes alusivos al día del amor y la amistad.


Conducirse por la vida a toda velocidad, no sólo imposibilita observar, escuchar y acompañar a los otros, sino también a uno mismo. Por si esto fuera poco, también puede ser causante de ansiedad. El trastorno de ansiedad es la enfermedad de salud mental más común en el país, al menos el 14.3 % de los mexicanos lo padece. La ansiedad se convierte en trastorno cuando va más allá de una preocupación o miedo temporales.


Ese es el punto cardinal, la preocupación: por ser el primero, por ganarle al calendario, por tenerlo todo a cualquier precio, cuánto antes.


Vienen a mi pensamiento los antiguos griegos, ellos hablaron de la acracia. Esta es la forma de actuar en contra de nuestro mejor juicio o la falta de voluntad que impide que uno haga lo correcto. Pensemos en un fumador para ilustrarlo mejor.


Cuidado si te identificas con lo antes expuesto. Te recomiendo darte la oportunidad de reconocer que algo es más fuerte que tú, acepta que en ocasiones no eres capaz de lograr lo que quieres, que no todo está al alcance de tus manos, no siempre puedes con lo proyectado. No tiene que ser una gran “empresa”, sin embargo, fíjate una meta pequeña y alcánzala y luego otra pequeña y alcánzala y así sucesivamente, tiempo al tiempo.


“Pon una hoja tierna de la luna debajo de tu almohada y mirarás lo que quieras ver”. (La luna). Sabines.