SARA AMADOR VERA/ EL EDÉN MX
Desde Comalcalco, llega una historia que derrite corazones y da cátedra de perseverancia.
A sus 70 años, don José Colorado Olán se puso mochila al hombro (bueno, figurativamente) y se sumó al Instituto de Educación para Adultos de Tabasco (IEAT) para iniciar su primaria. ¿El motivo? “No hacerse bolas con las cuentas”, leer sus documentos sin batallar, y claro, por el puro gusto de aprender.
Don José se integró a un círculo de estudio en la colonia Bicentenario, del municipio del corazón de cacao.
Lo mejor es que sus compañeros son de distintas edades, así que además de matemáticas y lectura, se comparten historias, consejos y uno que otro chisme sabroso —todo en nombre del saber.“No pude estudiar de niño por falta de recursos”, cuenta con honestidad, pero hoy lo tiene claro, nunca es tarde.
Se propone terminar la primaria y, si se puede, “un poquito más” con la secundaria incluida.
Lo motiva saber que será capaz de comprender lecturas con más soltura, contar bien su cambio y hasta ayudar a los nietos con tareas.
Dice que sus nietos ya van o fueron a la universidad, pero ahora él también quiere compartir pupitre con las nuevas generaciones.
Y lo hace con entusiasmo, porque para don José, la edad no es un límite, es una historia que se sigue escribiendo con lápiz nuevo y sueños afilados.
Con apoyo del IEAT, más adultos como él están volviendo a abrir libros, tomar apuntes y decir “yo también quiero”.
Y en ese camino, don José ya se ha ganado el título de inspiración oficial.